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Educación y disciplina

Juan Carlos I fue operado de apendicitis el 23 de septiembre de 1954 en el Hospital Español de Tánger. Por casualidad estaba navegando por él mediterráneo con sus padres justo en frente. Tenía poco más de 16 años. Tánger entonces era una ciudad internacional, era la ciudad de las hermosas mañanas y la ciudad de los milagros culturales. Los pájaros volaban con energía literaria. Qué pena de haber tenido unos gobernantes tan gilipollas y tan perezosos. Aquellos momentos de comunión de personalidades extranjeras con la vida más primitiva y tradicional marroquí sirvieron solo para dar grandes fenómenos, hasta incluso muchos de ellos surrealistas. Nuestros padres eran unos auténticos magos. Eran días de gozo, de prosperidad y de trabajos duros en Tánger. Muchos nativos no pudieron ni se les permitió ir a clase para estudiar. Así como sucedió todo y hubo una injusticia de clases. Nuestra salvación fue fruto de aquella existencia mixta y de aquellas maravillosas mañanas. Pocos años más tarde, nuestros padres se empeñaron y sacaron sus fuerzas y su magia para convertir a sus hijos con brillantez y buena educación probablemente, en una de las mejores promociones y generaciones de la historia de todo Marruecos. Mientras tanto el, Juan Carlos I, cuando se despertó de la operación, el mismo año, 1954, se enroló en una carrera militar de cinco años donde en principio, debía adquirir conocimientos profesionales y sentido de la disciplina propios de esa carrera, ver nota 1. 

Para aquel infante nacido en Roma que disfrutaba de privilegios desde su más tierna, la Educación y Disciplina, solo era una forma de mejorar la práctica de el «borboneo». Le dieron educación y forma de vida, que negaron a los españoles en ese periodo, al ser asesinados la mayoría del profesorado por la represión franquista, cerradas miles de escuelas y las pocas públicas se dedicaban al adoctrinamiento faccioso, haciendo cantar «Montañas nevadas o Cara al Sol», con profesorado poco eficientes por miedo o de escasa preparación, cuando no eran sacerdotes haciendo rezar el padrenuestro antes de empezar la clase, este elemento llegó al poder, nombrado por Franco el 22 de julio de 1969, con el título de «Príncipe de España».

El 22 de noviembre de 1975, tomo posesión de la Jefatura del Estado con la forma habitual de todos los altos cargos desde 1939 «Juro por Dios y sobre los Santos Evangelios, cumplir y hacer cumplir las Leyes Fundamentales del Reino y guardar lealtad a los principios que informan el Movimiento Nacional», ostentando de forma vitalicia el título de rey y capitán general de las Fuerzas Armadas en la reserva, por eso todos los cambios en la Jerarquía superior de los ejércitos solo juraban Lealtad al rey. Esta forma de juramento fue revocada el 29 de julio de 2004, por «Juro o prometo de cumplir fielmente las obligaciones del cargo con lealtad al Rey y guardar la Constitución como norma fundamental del Estado», en ese orden sea el rey corrupto o sátrapa , por ello ciertos partidos políticos y muchos representantes de todos los llamados conservadores, descaradamente quieren llaman descaradamente a las Fuerzas Armadas, para que den un golpe de Estado, contra el Gobierno. Las FFAA y todo cargo político solo deben guardar fidelidad a la Constitución, nunca a una persona.

66 años después aquel joven ya adulto, huye de España, abdica, pero se lleva al menos 2.000 millones fruto de esa habilidad propia de esta saga el «borboneo», más conocida desde Fernando VII, (ver nota 2), luego hubo otras huidas por distintos reyezuelos de esa misma saga. Ahora la prensa, entre ellas ABC, obvia la historia, también Tv, radio, palmeros y voceros defienden a este impresentable, incluyendo partidos políticos actuales a excepción de unos pocos, e incluso algunos de esos dirigentes tienen la caradura de decir que la culpa la tiene UP y concretamente Pablo Iglesias. Únicamente la prensa exterior dicen la realidad Juan Carlos, ha huido.

Lo mismo que ocurrió el 20 de abril de 1808, Fernando VII se trasladó a Bayona, para entrevistarse con Napoleón, donde firmó el tratado conocido Abdicación de Bayona el 7 de mayo de 1808, a cambio el «sire», le promete la entrega de un castillo y una pensión anual de cuatro millones de reales y una vida de lujos y excesos en «la France». Esto ocurrió cinco días después de que el pueblo de Madrid entregara su vida contra la invasión francesa, iniciándose la llamada Guerra de la Independencia, (como es habitual en los Borbones, España no la tienen en el corazón, la tiene por debajo de la cintura, lugar donde es habitual tener el bolsillo). Posteriormente Fernando se quedó en Francia para vivir como un rey a costa del franchute, quien le tenía como prisionero. Allí se dedicó a montar a caballo, bordar, recibir lecciones danza, tocar el pianoforte, leer, jugar al billar, las cartas, y asistir a funciones de teatro. Al final, estaba tan cómodo como prisionero de Bonaparte que llegó a gritar en la boda del «Pequeño Corso» «¡Viva el Emperador, nuestro Augusto soberano, ¡viva la Emperatriz!», felicitó al galo por subir al trono de España a José Bonaparte y pidió al «Pequeño corso», ser su hijo adoptivo. Aquel Borbón en Francia, el actual, por ahora, en los Emiratos Árabes, ambos se fueron donde presuntamente fue el origen de su fortuna.

1.- Relato de Tánger Express
2.- ABC – Fernando VII, el «in-deseado» que vendió España a su «padre» Napoleón
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