A los que durante el 2010 una vez más no habéis ejercido como debéis la tarea que se os comandó pisoteando su ética, Ética ese juicio moral subjetivo que procede del misma convicción, cuya definición según Platón es «ser mejor, mediante la razón» debería haber sido vuestro norte y condición «sine qua non» para ejercer, pero os ha movido el interés propio, la demagogia partidista o el corporativismo.

– A esos jueces que debiendo ser justos se creen por encima de la Ley, dicen que aplican el Código Penal, cuando ese código es una norma coercitiva a la sociedad, debéis de administrar justicia aplicándolo, pues condenáis con premura un robo de varios cientos de € si es un desconocido, pero cuando aparecen tramas políticas, malversación de fondos públicos, financiación ilegal, enriquecimientos injustificados, ahí se dilata el proceso en el tiempo hasta su prescripción, caso Fabra, sois capaces de enjuiciar a otros jueces por aplicar una Ley como la Memoria Histórica, admitiendo a los que justifican aquellos asesinatos contra el derecho de enterrar dignamente a los ejecutados, o por el contrario defendéis a  jueces practicando el corporativismo, permitiendo que enjuicie a sus amigos del alma por los desmanes realizados por esos elementos con el erario público o  con una multa simbólica por mala praxis en otros casos.

– A los políticos, que son capaces sin sonrojarse de aplaudir la ampliación de edad de jubilación así como el periodo para cobrarla íntegramente, pero acuerdan afianzar la suya con solo 7 años de ejercicio político o, aquellos otros que critican esas medidas tomadas por el Ejecutivo cuando las tienen en sus programas políticos del 2008 y 2009, también los que firman y realizan la contrario continuamente pero ahora exigen lo firmado, como con los tránsfugas en todos los ayuntamientos donde gobiernan.

– A los miembros del clero que roban el patrimonio de la Iglesia, o a los feligreses, los corruptos, pederastas, o los que predican contra el adulterio, pero lo ejercen, todo por ese corporativismo eclesial donde sus superiores ocultan los hechos o trasladan al infractor de lugar, en algunos casos la propia Iglesia reintegra lo sustraído, pero son escasos los juicios por estos hechos, todo bajo la excusa que el cuerpo es débil y pecador debiéndolos de perdonar por la tentación a que está sometidos.

Sois todos unos abacarontes, aborrecibles, abyectos, acecharroscas, babayus, badolos, bajunos, bambulleros, codorros, collones, crestudos, desbaratabailes, desmañados, despreciables, endinos, enredadores, escasos, espantachicos, fabuleros, firmones, fozaramallas, galopines, gatamusos, grosueros, guilopos, fogones, hueros, hiyacus, cerqueros, ideosos, incapaces, inflantes, insurtativos, barajaos, jorgolines, juanazas, judas, labañaires, lamelames, lucradores, lurios, lladres, magancesos, majaderos, malafainas, malasangres, narrias, necios, nefarios, nerones, ñaños, ñiquiñaques, obtusos, orates, orzas, operantes, pabilones, pajilucios, pancistas, papafritas, pérfidos, quemasangres, quiebrasogas, quitamotas, ramaleros, rebanás, rémoras, reventosos, salchulcheros, sancocheros, sapobarrudos, serpientes, tagarotes, tarados, taratolas, terreros, urdemalas, uguerdos, vanistorios, venáticos, vestiglos, vinagres, xicanaires, xuiñas, zainos, zapirrestrerus, zaramiqueiros, estos pocos epítetos es una muestra de lo que siento, supongo también compartido por muchos españoles hacia esos salvapatrias como son algunos jueces, políticos y clérigos.

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