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Preámbulos, odio y habilidad

La Revolución de 1934 fue un movimiento huelguístico insurreccional que se produjo, entre los días 5 y 19 de octubre de 1934 durante el bienio radical-cedista de la II República, represaliados brutalmente hasta más allá de la victoria final de los insurrectos de 1936 -1939 con condenas en 1941, una muestra más de ese odio y su ensañamiento se recogen en 66 documentos localizados en el Palacio de Justicia de Palencia.

https://www.diariopalentino.es/noticia/ZE4D56DFF-B311-4E0C-F3E8B6BE6E2BECDB/20150628/condenados/multados/pertenecer/conspiracion/roja

– Nota 1.- Yagüe (comandante de las sanguinarias tropas africanas) y el general López      

Ochoa que recibiría el sobrenombre de «Carnicero de Asturias», dirigidos por Franco desde Madrid de cómo debían de actuar. Fueron los precursores del tipo de ensañamiento y el odio que después mostraron entre 1936 y 1939, otros no le fueron a la zaga, Queipo de Llano, el general Varela, con ellos la Falange y Guardia Civil, actuando contra la población civil no adicta o solo por ser familiares de los no sublevados. Los dos primeros fueron jaleados en el diario ABC del 16 de octubre de 1934, Honorio Maura calificaba a los insurrectos asturianos como «escoria, podredumbre y basura» que roe las entrañas de la Patria; son «chacales repugnantes que no merecen ser ni españoles ni seres humanos». Palabras muy similares en la actualidad por voceros y prensa al servicio de los poderes fácticos, contra el Gobierno de Coalición sobre los Wassap de exmilitares, pidiendo fusilar a 26 millones de españoles, magnificando las bravuconadas de ex altos cargos militares con la postura y posicionamiento de perfil, cuando no de apoyo de ciertos partidos políticos que se llaman demócratas.

– En 1934 La represión se saldó con más de mil muertos y torturas de los detenidos en manos de la guardia civil; miles de despidos por su participación en la huelga, la mayoría de los dirigentes implicados apresados y se dictaron veinte penas de muerte, dos de ellas ejecutadas. Los procesos duraron hasta los primeros meses de 1936. Fueron encarceladas en toda España entre 30 000​ y 40 000 personas y miles de obreros perdieron sus puestos de trabajo por su apoyo con los mineros asturianos. Mientras los socialistas que nunca habían realizado una acción insurreccional, aunque hablaran de «revolución» refiriéndose a su actuación en 1917 y 1930: «La práctica política de los socialistas estaba enraizada en la moderación y el reformismo» y difícilmente desde esta práctica política se podía saltar a otra revolucionaria», por lo que se podría explicar que los principales proponentes de estas nuevas formas de actuación revolucionarias y los principales actores de la insurrección fueran jóvenes, menos educados en la tradición legalista y reformista. Lo mismo ocurre en la actualidad con el PSOE, por su actitud ante la pasividad de VI frente a las cartas de exmilitares y su perfil en cuanto a Monarquía. Incluso cabe mencionar las palabras de la sobrina de Franco, Pilar Jaraíz, cuando le farfulló tras una discusión en 1934 de este con su primo hermano Ricardo de la Puente Bahamonde, al decirle: «un día tendré que fusilarle»,

– Nota 2.- A su llegada a las islas las fuerzas conservadoras y la oligarquía isleñas, así como la Iglesia, desalojadas de las instituciones de poder, junto con la huida del obispo Fray Albino o el líder de las derechas Andrés Arroyo, cacique portuense, acogieron el exterminador con sonado entusiasmo; para ellos representaba lo más parecido a un enviado del cielo, el adalid del orden social frente al caos y el peligro que suponían las hordas marxistas.
– Nota 3.- Calvo Sotelo abordaba a Serrano Suñer en los pasillos de las Cortes para preguntarle con impaciencia: ¿Qué le pasa a tu cuñado? ¿Qué hace? ¿No se da cuenta de lo que se está tramando?
– Nota 4.- Al aterrizar en el aeropuerto Sania Ramel de Tetuán, se abrazó a Sáenz de Buruaga (abuelo del presentador estrella del PP en TVE), al informarle de la detención de su primo Ricardo de la Puente Bahamonde, militar y último oficial de alta graduación que se resistió al levantamiento en la zona española del protectorado de Marruecos: Ricardo, «el primo, que era más que un hermano». Ni sabía que Franco estaba al frente de la rebelión, ni dejó de cumplir las órdenes que le dio la República.  El tribunal lo condenaría a muerte el 3 de agosto de 1936. El mismo día que Orgaz confirmó la pena de fusilamiento, el 4 de agosto, Franco fue nombrado miembro de la Junta de Defensa Nacional. En su nueva condición, tenía plena potestad para decidir sobre el indulto o la conmutación de la pena. Ricardo de la Puente fue ejecutado junto a los muros de la fortaleza ceutí de El Hacho. No hubo clemencia, deseaba mostrarse «duro e inflexible» frente al Gobierno republicano. Al día siguiente del fusilamiento, Franco acompaña a Orgaz a las 5 de la tarde en el puesto de mando situado en el fuerte del Hacho y preparan el «Convoy de la victoria» desde Ceuta a Melilla, muy expuesto por la Marina fiel a la República, Franco, como es habitual en él, evita ese riesgo y se traslada en avión el 7 de agosto a Sevilla.
– Nota 5.- En Sevilla, tras acabar con la resistencia popular, durante los meses siguientes continuaron los fusilamientos; se estima que fueron ejecutadas cerca 6000 personas. En el bando opuesto murieron un total de 13 personas, incluyendo tanto bajas en combate como civiles partidarios de los sublevados.
– Nota 6.- Nombramiento que hubiese recaído sobre el general Sanjurjo, exiliado en Estoril (Portugal). Murió en accidente de avioneta cuando volaba a Burgos para sumarse al golpe de julio de 1936, y asumir la jefatura de la sublevación, accidente nunca aclarado. Esto junto a la captura y fusilamientos de otros generales implicados en la sublevación, Manuel Goded en Barcelona y José Fanjul en Madrid, con su rival político, José Antonio Primo de Rivera, fusilado por la República el 20 de noviembre de 1936 en Alicante, Franco se quedó con Emilio Mola como único rival militar en su ascenso a la jefatura del Estado, maniobras extrañas facilitó el ascenso de Franco como líder supremo de las fuerzas rebeldes el 20 de julio de 1936, estando él en Tetuán. De nuevo otra «casualidad», Mola el 3 de junio de 1937 falleció en un accidente aéreo. Historiadores han afirmado que justo el día antes de que Mola perdiese la vida había mantenido una acalorada discusión telefónica con Franco. La prensa del momento, concretamente el semanario «Política», recogió a los pocos días de la muerte de Mola, que éste contaba con el respaldo del Gobierno nazi para desplazar del Gobierno de Burgos y de la jefatura militar a Franco, para dejarlo en segundo lugar. Con los principales conspiradores muertos, solo quedó Franco, militar africanista con prestigio, y una tropa fiel desde la guerra colonial, se alzó con el poder absoluto.

Este taimado elemento llenó de cadáveres fosas y cunetas. Siguió firmando penas de muertes durante 39 años, las últimas 5 de ellas el 27 de septiembre de 1975, 55 días antes de su fallecimiento.

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