En las elecciones debemos de tener cuidado a que nos confundan, hay que discriminar perfectamente lo que ofrecen los partidos políticos para no caer en la distorsión de la realidad, desde 1978 nos han ofrecido la imagen de la joven o vieja de la Gestalt, la belleza frente la decrepitud, así actúan los partidos políticos, juegan con el proceso cognitivo que nos trasmiten sus presuntos logros o promesas electorales, pero lo hacen con el subterfugio del mito de Procusto, el acomodar siempre la realidad a sus intereses o a su particular visión de las cosas, cortando o estirando con una única pretensión, gobernar sin salirse de los conceptos generales del entorno político o del mercado, capaces de olvidar parte o muchas de las necesidades de la ciudadanía, como el bien común o el bienestar social. Sigue leyendo
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